miércoles, 30 de abril de 2008

Juliette Cafe Bar


Juliette Restaurant, Williamsburg, NYC 2008

Eres carne de cañón para mis obsesiones de madrugada, te visto y te desvisto una y otra vez y me duermo abrazado a tu recuerdo. Fumas porros y apagas cigarrillos en la penumbra de mi habitación con la dulzura de una actriz francesa de los años 60, pero tu cuerpo desata el mismo miedo que trae un huracán.

No lo aguantaba más. Me he tomado una de esas pastillas amarillas que me vendió el Doctor Chekov. Me siento superhéroe, y ahora quiero ser Clark Kent y hacerte el amor sobre la cornisa de uno de esos rascacielos de Manhattan que se vuelven verdes color cómic cuando los iluminan por las noches. Te espero por aquí. Te invitaré a cenar, te llevaré a bailar, te enseñaré la ciudad y, si te portas bien, te enseñaré donde está el Juliette Cafe Bar.

Amanece nublado otra vez, no recuerdo a qué hora llegué ayer.

Ya he extendido el cheque para pagar la renta. Es final de mes y no sé nada de ti.




lunes, 28 de abril de 2008

Williamsburg Bridge


Sobre el puente de Williamburg, 2008, NYC
Al cabo de unos minutos me veo sumergido en medio de un incesante y atronador ruido procedente de los coches, de los trenes y de ese eco infinito que retumba siempre en Nueva York y que no se sabe de dónde cojones procede; miro hacia Manhattan, me vuelvo, miro hacia Broklyn, estoy a medio camino y se desata en mí una especie de claustrofobia. Cae el sol y un brillo especial cubre las grandes estructuras metálicas bajo las que se vive un desfile surreal: procesiones de bicicletas gigantescas y familias de judíos ortodoxos se cruzan y entremezclan con skaters disfrazados de animales salvajes y hipsters de Williamsburg que regresan de Manhattan; la presencia de unos resulta casi invisible para los demás, todos ellos van y vienen, sin prestarse atención, por un estrecho camino decorado con graffitis. Un hombre tísico y desarrapado se mira a un espejo, se para a mi lado y me dice: Look in the mirror, It’s you, después lo gira hacia él: It’s me. Sigue caminando.
Al final del puente hay una pequeña plaza dividida en dos: a un lado los hipsters treintañeros juegan con sus monopatines, al otro lado, jóvenes de color, con los puños enfundados en grandes guantes negros boxean, gritan y apuestan.
El puente de Williamsburg cumple a la perfección con los tres requisitos de todas las obras y fechorías de los Estados Unidos de América: es ruidoso, grande e incompleto. Cruzarlo es toda una odisea.

domingo, 27 de abril de 2008

Equivale a 0,58


Lata de cerveza Pabst Blue Ribbon, NYC, 2008

Siempre me ha costado superar todas mis adicciones, esta no va a ser menos. Posiblemente, posiblemente...

sábado, 26 de abril de 2008

El dedo acusador


Parecidos razonables, Azmérica, S XXI

Cuando trabajaba como teleoperador mi frase favorita, y que repetía una y otra vez, era: estamos... trabajando... en ello; yo la pronunciaba con ritmo pausado, con un acento hispano-tejano o pseudocaliforniano, como imitando a un presidente del gobierno con parálisis labial, frontal y occipital. La mayoría de los usuarios de los servicios de internet de la compañía para la que trabajaba, me llamaban molestos y malhumorados, pero terminaban convencidos de que estábamos trabajando en algo y que, tarde o temprano, les solucionaría algún problema.

Mientras Obama y la Clinton se pelean, los responsables de marketing y restauración de muebles antiguos del partido republicano han contactado con los responsables de hinchar y deshinchar al muñeco que personalizaba a Juan Pablo Segundo, cuando se paseaba entre los fieles al aíre libre, y los que manejaban su marioneta de cartón piedra en sus apariciones en la Plaza del Vaticano. Al cadáver del papa le mantuvieron ambulante más de un año; ahora el reto es mayor: logran que la estampa de Mc Caín, se mantenga errática cuatro años de gobierno, las encuestan le dan ganador. En Estados Unidos hasta una marioneta puede vencer en las elecciones a un negro o a una mujer.

El dedo acusador gusta, y los políticos lo saben. El dedo acusador de los políticos tiene toda la fuerza y arrogancia que un estúpido necesita para sentirse tranquilo votando a un partido de derechas, el dedo acusador es un símbolo de poder en el que se reflejan las esperanzas de muchos incautos depositando la confianza en un voz que dice: estamos... trabajando... en ello.

lunes, 21 de abril de 2008

Diálogo con los patos de Williamsburg


Los patos de Williamsburg, Brooklyn, 2008.

Yo. -A Midsummer Night's Sex Comedy es mi película favorita de Woody Allen
; no es la mejor, ni la que más me gusta, pero es mi favorita.
Los Patos. -
(repiten varias veces, pero no al unísono) A nosotros nos gusta Manhattan, nos gusta Manhatta, Manhatan, Manhatan...
Yo. -
¿Os acordáis, patos, cuando el doctor intenta suicidarse con el revolver que Woody Allen guardaba en su taller de los inventos? ¡Qué ridículo! El amor no correspondido que te hace sufrir hasta límites insospechados.
Los Patos. -
(al unísono) No es el amor, lo que te hace sufrir no es más que una obsesión.
Yo. -
Entonces, qué debo hacer, tirarme a jóvenes inocentes enfermeras o escribir sonetos y pajearme o inventar máquinas para volar...
Los Patos. -
déjate de hostias y líate un buen porro.
Yo. -
Amigos patos, la primavera ha llegado a todos los rincones: cambia el tiempo, cambia el humor, cambia el ocio, cambia el vicio, cambia el cielo de color...

SILENCIO (guardamos silencio los Patos y yo, el río sigue rugiendo). Cambia casi todo al llegar la primavera, pero todo sigue siendo triste para los patos de Williamsburg; para ellos todo sigue igual: anclados en el tiempo se pasean abobados tras la verja que da al río, que da al ruido, que da al veneno y al mal olor.

Yo. -Amigos patos, ese río es el sumidero; yo lo he cruzado.
Uno de los Patos. -!y con el calor huele peor!
Yo. -Amigos patos: la verja os mantiene unidos y sitiados, pero mejor que no sepáis que pasa al otro lado.
Los Patos. -Cuac, cuac, cuac...

domingo, 6 de abril de 2008

Mis Dobles


The Teenage Prayers, Spike Hill, NYC, 2008

¡Tenemos un amigo clavado a ti! Joder, no me lo puedo creer, cuando estabas haciendo las fotos creíamos que eras él. Tío, tenéis la misma cara.

Ya es definitivo. Hay alguien en Nueva York que se parece a mí; o, más que parecerse a mí, es alguien idéntico. No es la primera vez que me lo dicen. Es íntimo amigo del bajista de los Teenege Prayers y cuando él va sus conciertos yo no estoy, y viceversa.

sábado, 5 de abril de 2008

Primavera


Playa de Williamsburg, Brooklyn, 2008.

¡Oh, la primavera! Ya ha llegado sana y salva desde el mar, sorteando balas y sirenas de camiones de bomberos, ha llegado hasta el Bronx. La primavera se ha instalado también a este lado del río, el asfalto duerme al raso y cantan los gallos de Brooklyn; qué contento estoy. Salen las bestias al sol; hoy he visto un gato tan grande que se podría comer a un hombre, o follarse a Margarita. Ya puedo pasear por la quinta avenida; caminando a través de la felicidad que supuran esos cuerpos faltos de alma y culpa, cuerpos tensos en el ejercicio de la compra sin cesar de bolsos de diseño manufacturados por pequeñas falanges asiáticas, cosméticos de esperma de ballena, lencería mutilada, etc. La primavera llega a Manhattan para los turistas elitistas: ¡Me muero, me muero Enriqueta: de shopping hasta Downtown! Me lo paso teta, Enriqueta.

La primavera llega a mí: estoy preparado para abrir el corazón a la generosidad, para dar limosna a los cantautores del metro y limpiar mi conciencia, y para acoger a vagabundos y prostituyas en mi casa, y que no se los coman las ratas mientras duermen bajo el puente de Brooklyn.

viernes, 4 de abril de 2008

Bicicletas Hipster



Tú, mujer de cuarenta y tantos, que rayas la menopausia, pero mujer emprendedora, que con tus gafas de pasta no te para nadie. Madre de familia moderna con hijo en monopatín. Mujer culta, que te has leído a Kerouac. Te mereces una bicicleta bicuadro. Quién te priva a ti de una bicicleta gigantesca, más incómoda que una tele sin mando, pero: ¿quién te tose a ti? ¿Dime, quién?