sábado, 5 de abril de 2008

Primavera


Playa de Williamsburg, Brooklyn, 2008.

¡Oh, la primavera! Ya ha llegado sana y salva desde el mar, sorteando balas y sirenas de camiones de bomberos, ha llegado hasta el Bronx. La primavera se ha instalado también a este lado del río, el asfalto duerme al raso y cantan los gallos de Brooklyn; qué contento estoy. Salen las bestias al sol; hoy he visto un gato tan grande que se podría comer a un hombre, o follarse a Margarita. Ya puedo pasear por la quinta avenida; caminando a través de la felicidad que supuran esos cuerpos faltos de alma y culpa, cuerpos tensos en el ejercicio de la compra sin cesar de bolsos de diseño manufacturados por pequeñas falanges asiáticas, cosméticos de esperma de ballena, lencería mutilada, etc. La primavera llega a Manhattan para los turistas elitistas: ¡Me muero, me muero Enriqueta: de shopping hasta Downtown! Me lo paso teta, Enriqueta.

La primavera llega a mí: estoy preparado para abrir el corazón a la generosidad, para dar limosna a los cantautores del metro y limpiar mi conciencia, y para acoger a vagabundos y prostituyas en mi casa, y que no se los coman las ratas mientras duermen bajo el puente de Brooklyn.

1 comentario:

Rotoreliefs dijo...

Oye... no tendrás un trabajo para mí? Besotes