Juliette Restaurant, Williamsburg, NYC 2008
Eres carne de cañón para mis obsesiones de madrugada, te visto y te desvisto una y otra vez y me duermo abrazado a tu recuerdo. Fumas porros y apagas cigarrillos en la penumbra de mi habitación con la dulzura de una actriz francesa de los años 60, pero tu cuerpo desata el mismo miedo que trae un huracán.
No lo aguantaba más. Me he tomado una de esas pastillas amarillas que me vendió el Doctor Chekov. Me siento superhéroe, y ahora quiero ser Clark Kent y hacerte el amor sobre la cornisa de uno de esos rascacielos de Manhattan que se vuelven verdes color cómic cuando los iluminan por las noches. Te espero por aquí. Te invitaré a cenar, te llevaré a bailar, te enseñaré la ciudad y, si te portas bien, te enseñaré donde está el Juliette Cafe Bar.
Amanece nublado otra vez, no recuerdo a qué hora llegué ayer.
Ya he extendido el cheque para pagar la renta. Es final de mes y no sé nada de ti.
1 comentario:
Leído con sumo placer, de verdad. Venga. Te iré dejando comentarios a medida que vaya leyendo tus entradas -estoy en un bar, y la batería del portátil no es eterna-. Muy buena la conclusión.
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