sábado, 29 de marzo de 2008

Fotógrafo del cielo


M.A. Lemons B&W, Brooklyn, 2008

En este momento de mi vida me encuentro a caballo entre ser un fotógrafo de superstars venidas a menos (es el caso de Cowboy Rogers, ya hablaré de él) y un psicópata obsesionado con cantautoras de potencial éxito comercial.

No había casi nadie en la sala. Era un lugar oscuro, apenas estaba iluminado el escenario y la esquina donde se colocaba el técnico de sonido: un adolescente con cara de listillo que tenía pinta de chapero; pedía a todo los que entraban a la sala un dólar como aguinaldo. Pedía sin vergüenza. Me pidió. Eché un dólar y pensé: ¿por otros cinco me la chuparías en el baño, verdad? En la oscuridad se vislumbraba a un negro boquiabierto desdentado que guardaba su bajo en la funda; me había perdido su actuación. Una señora voluminosa con gafas de channel entraba a la sala oscura y tropezaba y caía delante de mí. Todo parecía el escenario oportuno para para que naciese la letra de una canción del Señor chinarro en Nueva York.

Empezó a tocar Michelle, amiga de M., que me había invitado, sin apenas conocerme ni saber de mi psicopatía, a su siguiente concierto, para que le hiciese unas fotos. Ella me sonreía, me dedicó la segunda canción: oh, Mr. Cameraman, you're so sweet, I like your jacket, y le salió un clic de entre sus labios mientras me apuntaba con su dedo índice. Fue un clic tan sensual que me enamoré.

Pero acabó la tercera canción y nuestro amor se derramó por el suelo; Michelle saludó a su suegra, que era la señora gorda que se había sentado al lado de una mesita, al borde del escenario. Esa misma señora que cuando llegó a la sala oscura, donde iba a actuar su futura nuera, tropezó con el escalón de la entrada y calló sin avisar a mis pies; sus manos intentaron agarrarse a mis débiles brazos pero resbalaron. Mis manos, que sostenían mi cámara, no pudieron hacer nada, más que intentar levantarla más tarde. Yo soy un poco débil, sí, pero una grúa haría falta, señora, pensé, yo solo no puedo con usted.

Después le dedicó una canción a su novio, el chico rubio que estaba al lado de la gran suegra. Me fui a tomar una cerveza. No me podía creer que una tía con tanto glamour tuviese un novio surfero, con ese peinado californiano de gayo loco, con esa pinta de tonto, tan tonto que lleva a su madre al concierto. Un tremendo odio se apoderó de mi: pero es que no te das cuenta, Niñato de mierda, que estos conciertos son para hipsters, para fumadores de petas herederos de la generación perdida de escritores americanos de los 50, para fotógrafos cool, como yo. Y yo he venido a hacer fotos a tu novia, no ha levantar a tu madre del suelo, que se ha caído como un saco de patatas.

Seguí haciendo fotos pero ya no podía pensar en ella de la misma forma, tenía allí a la mitad de su futura familia. Perdí la concentración, sólo pasaban estupideces por mi cabeza: A ti, Michelle, te gusta mi chaqueta, pensé; su composición es mayoría poliéster, que es lo que ha hecho que a tu suegra le resbalasen las manos cuando intentaba agarrarse a mí. El poliéster, pensé, ¡qué tejido! que me ha salvado la vida. Ya estaba borracho.

La siguiente banda era de Texas, sonido country. Al acabar la primera canción, el que tocaba el bajo se dirigió a mi: Hey! Camera Man! Take some pictures. Send to our mail. Appreciate. Eres muy feo, pienso, y como no me invites a una cerveza después te va a enviar las fotos tu madre, que no viene porque debió tropezar de verdad hace tiempo.

5.25 a.m. volvía a casa, había conocido a mucha gente; a todos ellos les olvidaría al día siguiente. Cuando iba a coger el metro me sentí parte de la muchedumbre maloliente nocturna; yo, como todos ellos, apestaba a alcohol. En la plataforma derecha (tren hacia Manhattan) un hombre, al que le falta la pierna derecha, tocaba la guitarra sentado en su silla de ruedas; le acompañaba un batería rubio lánguido como un galgo (posiblemente yonky de heroína). Tocaban hardcore, les di mis últimos dos dólares. Non serán suficientes para pagar su estampa, pero ayudan.

Michelle, ya no te quiero.

1 comentario:

Rotoreliefs dijo...

¿Le dedicó una canción a su novio? ¿Y a su madre?
Si es que no, llámala.