martes, 19 de febrero de 2008

Diario de Pitágoras,


Putas T. Ellis, NYC, 2008

En un solo día puedes ver: Un CHINACo travelo que me seduce y me eleva la tensión arterial hasta quererlo matar, un montón de cigarrillos a medio fumar apagados en el vientre de acero desparramado de un mendigo muerto en la plataforma Uptown de la F V o N o yo que sé si con estas escenas tan trágicas no puedo pensar ni dónde estoy, una calle estrecha con olor a fritanga y a perro muerto sin aceite que quemar y sin perro que enterrar no hay nada en realidad pero huele y huele y huele y me revuelvo y vomito a cada lado (varias veces), un montón de ojos de cordero degollado que van al matadero a las 7.35 en la línea G y una par de asesinos en serie por vagón, un restaurante vegetariano para el lunch y Vincen Gallo posando de mala gana que se estremece al verme, una pandilla de críos malos en mi supermercado dominicano vendiendo teléfonos móviles y yo para qué quiero uno nuevo: ten un dólar y te pierdes por ahí niño cabrón pero el que me perdí fui yo entre amenazas y meadas, un menú cien por cien animal y un paquete de BaliShag, una conferencia sobre poesía hoy en día de un polla muy gorda en vinagre con gafas de pasta y un poeta rastreado en black and white con tendencia a cicatrizar y a coserse cráneo con hilo color miel que se quita la chaqueta y sólo le queda una camisa tatuada a la piel, una monja remilgada con las cejas depiladas y con tanga y a lo loco y me masturbo con Jesús o con el Chucho mejicano tatuado en sus dos manos, un libro de Henry Miller abandonado y una chica perdida y una metáfora de mi aliento entre sus dientes. Ven a verme,

ven

a

verme.

Mi

última

esperanza

blanca.

1 comentario:

Anónimo dijo...

En fin, no te abarroques. ¡Contención!